16 abril 2014

ES OTRO MUNDO (LLORAR EN LA JUDERÍA II)

Que no. Que no me bajan del burro. Lo repetiré hasta la saciedad, hasta que me muera o como mucho, hasta que el tiempo me demuestre lo contrario: La Judería es otro mundo.  Hoy ha sido Martes Santo. Yo venía de trabajar, estaba preocupado por unos amigos que hoy tenían en La Barbacana una prueba de fuego con su negocio (me consta que la han superado con creces), venía mal vestido, cansado de dormir poco, y me "obligaron" a ir a visitar la Iglesia. Y ya empezamos. Sólo con entrar, con ver al Señor de la Expiración y a su Madre la Virgen de los Dolores ya te recorre un repeluco del bueno.

Pero entras y empiezas a ver a gente que conoces, incluso que aprecias y quieres, y te sale una frase que estarían, seguro, escuchando desde primera hora de la mañana: "hoy sí que vais a disfrutar". Miren qué original, servidor de ustedes. Pero para eso esta la gente de San Blas, la gente de la Judería para sacarme de mi poca originalidad y mirarte y decirte cosas que mientras uno mira a sus titulares, a uno se le pone un nudo en la garganta, que uno tiene que hacer morisquetas de todos colores para no llorar en público y dar la nota.

Sé que también había otras caras... otras que decían.. "éste qué pinta aquí", lo sé. Pero miren, a lo largo de mi vida, he tenido tantas cosas que me vincularon siempre a San Blas... como por ejemplo una abuela que me crió mientras yo con pocos años aprendía a contar mientras bajaba los escalones de Costanilla. Una madre que nació en Sancho Ibáñez y un patio de casa de vecinos con geranios y un inmenso jazmín en Montánchez que fue el balcón de mi niñez. Así que no, no soy Hermano de la Expiración pero me siento y me sentiré mientras viva parte de La Judería. 

Y practico esa sana religión de los vecinos del barrio de no poder aguantarme la llorera cuando como por ejemplo hoy, recuerdo a tanta gente que a pesar de haberlas pasado canutas (por no usar otra palabra más malsonante) se ha apoyado moralmente en el Cristo de Eslava o en su Madre y ha salido adelante. Y me acuerdo de mucha, muchísima gente. Créanme que si no pongo aquí todos los nombres, aparte de porque necesitaría un post entero, se me olvidaría alguno y no sería justo. Ahora con la cabeza en frío no vienen tantos nombres como cuando uno esta mirando los ojos casi apagados del Señor de La Expiración y se le viene encima toda la emoción.

Yo sé que hoy mucha gente, después de estos cuatro largos años sin ver a sus Vecinos más Ilustres de la Judería con la tranquilidad de un Martes Santo como el de hoy, han pedido, han saludado, han rezado, han hablado con ellos bajito, se han emocionado, los han echado de menos (que también uno de los cachitos más grandes de mi corazón se encontraba lejos de la que es su Hermandad), en fin, que han vivido intensamente, aquí o fuera esta jornada.

Yo hoy iba a trabajar, a contarlo con un mal presentimiento por motivos que no vienen a cuento. Pero mi equipo de TV Carmona se han portado como lo que son: auténticos profesionales y currantes de esto con cuatro cables, dos cámaras y un presupuesto y medios casi de risa. Y simplemente yo, dejé que el micro se me acoplara a los dedos y que saliera lo primero que pasaba por mi mente cuando contaba San Blas. Y han salido cosas ante las que me ha costado un mundo no soltar ese micro y ponerme delante de toda la Lonja de Santa María a llorar como un descosido.

Yo sólo supero esto con mi Cristo de la Columna, mi Virgen de la Paciencia, mi Padre Jesús Nazareno y mi Virgen de los Dolores. Pero lo que me recorre cuando comento a San Blas es inexplicable. Porque no es la mía, pero sí lo es en parte. Como dije en un post anterior (Soy por mis amigos) yo soy de todas. Pero es que la Judería es otro mundo.. y qué quieren que les diga. A veces, aunque no se tenga fe, aunque no se crea en esto (tengo casos cercanos), basta con hacer lo que yo: Ver a ese barrio y ver cómo simplemente mirando a ese Cristo y a esa Virgen la emoción y la felicidad les inundan. Si no es Dios quien provoca eso, así porque sí, algo o alguien tiene que ser, igual es la condición humilde pero entregada de la gente del barrio, igual es el marco, el entorno, el cómo hablan y qué cosas dicen los costaleros bajo esos pasos (muero con ese arte que hay debajo de esos faldones), igual es sugestión. Sea lo que sea, si usted aún siendo de otra cofradía me dice que no ha sentido nada en La Judería cuando pasa San Blas... o es usté de piedra, o me está mintiendo usté descaradamente, porque si tiene oídos y ojos, ver pasar La Expiración y no sentir nada, es absolutamente imposible.

Tenía que contarlo antes de irme a la cama pensando que mañana veo otra vez con rayos de sol a la Morena de San Francisco, a Nuestra Señora y Madre de las  Angustias, pero de momento, esta noche en las retinas de mis ojos, en las de mi mente y las de mi corazón... estará el barrio de los barrios, ese barrio que es el de La Judería, que conocen por San Blas, su gente, su Hermandad, ese barrio que indudablemente, y hoy lo digo con más razón que nunca, ES OTRO MUNDO.


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