07 noviembre 2014

UNA MIJITA SOBRE CANNAVÁ.

"Esto NO es Carnaval, sólo lo parece".

Era el título de una obra de teatro que hace años José Antonio Vera Luque y Antonio Martínez Ares con sus respectivos cuarteto y comparsa, pusieron en escena por varios teatros de Andalucía. Es curioso como la frase para el Carnaval de Carmona ha resultado cuasi premonitoria. Este año inicio mi Carnaval número 25. Cinco años de componente más veinte de autor. Y tras los años pasados nunca había tenido tantas dificultades a la hora de encontrar componentes para mi comparsa.

Yo recuerdo Carnavales en los que la fiesta, la afición por ir a los ensayos, a verte con los compañeros de agrupación estaba por encima de muchas otras cosas. Que nadie me tome esto como un ataque, pero eran otros tiempos, otra forma de comprometerse y otra forma de disfrutar. Tanto en los ensayos, como en el Teatro, como en la calle. Quizá mi inconveniente fue entrar en una agrupación de adultos con tan solo once añitos, y aprender de sus maneras, de su compromiso, de su ambiente y de sus formas. 

Ahora con el avance de los tiempos, la posibilidad de acceder a otras aficiones, lo jodido que se ha puesto encontrar trabajo y los horarios, junto con la entrada en el mundillo de nuevas generaciones lo han complicado todo. Porque para un componente (sea joven o no, no estoy señalando solo a los jóvenes) es mucho más fácil comprometerse si ese compromiso le permite llevar más cosas por delante (salvando trabajo y estudios, claro). Es decir, yo me apunto a la comparsa, pero no me quito de ir a jugar al fútbol o a la petanca, de cantar en un grupo de sevillanas, o de cualquier otra afición. 

Ahora en este Carnaval de mis Bodas de Plata, hay dos cuartetos, tres chirigotas (dos callejeras), y cinco comparsas (una de ellas callejera). Y a mí lo de las callejeras me parece de fábula. Lo digo porque nadie pueda poner en mis palabras que esté en contra del proyecto de los chavales, que repito, me parece muy lícito. Y sería maravilloso si Carmona no hubiera perdido por completo su costumbre de que el Carnaval en "la calle" (que luego no es la calle si no algunos bares) son las coplas, y no los desfiles, las carpas discotequeras-makineras y las cogorzas que rozan el coma etílico. 

Pero no, eso NO es Carnaval, sólo lo parece. El Carnaval de calle que OJALÁ recuperen esos chavales, CON LA PARTICIPACIÓN Y COORDINACIÓN DEL RESTO DE AGRUPACIONES, ese se perdió (si es que llegó a existir alguna vez). Ojalá esto fuera Cádiz en Febrero pero por suerte o por desgracia NO lo es. El caso es que para el resto de agrupaciones "concurseras" el hecho de que ocurra que dos agrupaciones callejeras tengan un número tan alto de componentes da una idea de lo que ha cambiado el panorama, y ha provocado (SIN QUERER, OJO) que el resto de agrupaciones nos las veamos negras para encontrar componentes, sobre todo instrumentos que completen nuestras formaciones.

Y es que claro, ¿cómo vas a decirle a un chaval que toca la guitarra, que estudia o trabaja, o que tienen otras aficiones, que venga cuatro días en semana a ensayar, cuando otra agrupación le ofrece solo uno? ¿Cómo vas a ofrecerle el caramelo de ensayos y sudores, y tensiones, y estrés y diversiones, frente a que otros le ofrecen diversión, calle y pocas ataduras? Lo lógico es que cualquiera diga que pasa del concurso. 

En el fondo yo casi hasta lo considero inteligente, porque gracias al concurso tenemos esa honda hipocresía y mala leche mental de la que una inmensa mayoría hacen gala en esos días. Gracias al concurso tenemos ese odio o falserío que ha pasado de ser sólo concursero o carnavalero al terreno de lo personal. Gracias al concurso tenemos muchísima mierda que yo creo que no se limpia porque hay quien se siente cómodo en ella, siguiendo el juego, despreciando la esencia de esta fiesta.  Pero gracias al concurso tenemos otras sensaciones tan bellas...  la subida de las escaleras de madera de camerinos a escenario, los nervios, el oír como el teatro ruge antes de actuar, la sensación del primer aplauso, el olor a madera vieja, los saludos por los pasillos... 

El problema es que no sé yo hasta qué punto compensa todo eso, si a cambio luego cuando un jurado (aquí mejor no entro) da su veredicto y para muchos el concurso se acaba y otros siguen empeñados en vivir del palmarés de ese año. Muchos siguen empeñados en remover lo que ha pasado en un concurso que NO es Carnaval, que es un PREVIO al Carnaval y esos mismos son los que se vanaglorian de decir que son "Carnavaleros" y que "Les gusta el Carnaval" cuando es todo lo contrario. Lo que son es "competidores" y no les gusta el Carnaval, les gusta concursar y ganar, y a partir de ahí que me cuenten lo que quieran. Y yo lo fui en su momento, aunque me avergüenza reconocerlo. Fui concursero, y me cegué de tal manera que no disfruté el Carnaval como debí.

Y me expresé mal, y dije "es un mojón" en lugar de "no me gusta" y odié al que me ganó por el simple hecho de hacerlo, y me sentí un Dios cuando gané. Y ahora después de 25 años miro atrás y doy gracias por haberme dado cuenta en los últimos años para lo que servía todo aquello: PARA NADA. Este año cumplo mi 25 aniversario en Carnavales. Sigo siendo aquel niño ilusionado del principio, pero que ahora va de la mano del adulto que ya lo tiene todo, primeros premios, segundos, terceros, accesits, finales sin premio, un pregón, muy poco reconocimiento, demasiados cuplés sin gracia a mi persona, un montón de conocidos y muy poquitos amigos. El balance no sé yo si llamarlo positivo.

Tampoco sé, porque ya me va apeteciendo, lo que tardaré en tomarme un descanso indefinido de la fiesta. Una retirada no, porque uno nunca sabe cuando descansa si vuelve o no vuelve, y no quiero que me pase como a cierto autor gaditano. Pero sí que es verdad que este Carnaval no es el que yo conocí durante muchos años y no me siento cómodo en él. Demasiadas exigencias, demasiadas dificultades para encontrar por ejemplo, instrumentos. ¿PARA CUÁNDO UNA ESCUELA DE CARNAVAL QUE LLEVO RECLAMANDO DESDE HACE MÁS DE DIEZ AÑOS? Demasiados odios, demasiadas falsedades, demasiadas habladurías. Pero muchas sensaciones bonitas, muchas lágrimas de satisfacción, muchos repelucos, muchas risas, muchos recuerdos. 

Por eso digo que con mi comparsa 2015 (POR CIERTO 30 AÑOS DE MI PEÑA, POR SI ALGUIEN QUIERE HACERLE UN PASODOBLE YA QUE DE SUS BODAS DE PLATA PASARON OLÍMPICAMENTE MUCHOS "CARNAVALEROS" AUTORES), conservo la ilusión de ese niño, pero si usted va al Teatro quizá note un cambio en mi repertorio, quizá note cómo las agrupaciones de fuera nos ganan en compromiso, con grupos trabajados con gente que canta fenomenal y todas sus piezas en cada agrupación, aunque note que quizá sigan faltando autores que estén a la altura. Si usted va al Teatro y luego va a los desfiles y ve lo que veo yo, jóvenes que prefieren salir a emborracharse y pelearse, y meterse en una carpa-discoteca, tranquilo. Si ha vivido lo que he vivido yo hace años, creo que ambos lo tendremos claro.  Lo dijeron Ares y Vera-Luque en su obra de teatro: ESTO NO ES CARNAVAL, SÓLO LO PARECE.

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