30 marzo 2015

SEMANA SANTA (II): DOMINGO DE RAMOS.

Dicen que al séptimo día Dios descansó de la creación. Por eso se entiende el Domingo como día de asueto, de descanso y de festividad. Pero el Domingo de Ramos en el Salvador no se descansa, todo lo contrario. Se trabaja bajo las trabajaderas del Señor de la Coronación de Espinas y de las de María Santísima de la Esperanza. Es el día en el que la contradicción de "Trabajar" en un día de descanso se torna en fiesta.  En la primera chicotá del "Coronación" ya hay fiesta, y hay fervor y hay lucimiento en un paso que parece que de verdad hace andar a Cristo. Y hay fiesta en la dulce mecida del palio de la Esperanza más esperada.

Anoche volvió a repetirse la historia más bella de todos los domingos. Ni el calor pudo con la fé del terciopelo morado o verde. La brisa se sumó al alivio de los cuerpos para juguetear con las capas nazarenas y hacer que la cera se quemara mucho más deprisa. Los pétalos acariciaron las bambalinas del barrio. Juanlu y su equipo, Miguel Ánge y el suyo, pusieron el frescor de las voces de mando en los cuellos, y el resto solo tuvo que dejarse que fuera pasando según se sabe. El Ecce Homo y la Esperanza según El Salvador, según Carmona.

Y la emoción de tantos que esperaban cambiar el Domingo de descanso por el de Ramos, desbordaba en aplausos y en lágrimas, mirando al Señor y a la Virgen porque para lo único que había que mirar al cielo era para taparse el sol. Maravilla del Domingo de Ramos, en la maravilla de ciudad que asombró a Julio César. La Jerusalem convertida en casco antiguo con sangre carmonense. La nostalgia que empieza a llegar cuando se recoge "la primera" en la media noche que cierra la puerta del Salvador y abre la del Lunes Santo. 

Sólo hubiera faltado ante tanta maravilla, que en los días previos, mucha gente hubiera hecho recordatorio de cómo se debe salir a ver cofradías, de educarse para no molestar a los demás que quieren ver la procesión tranquilos, y de saber dónde se está y lo que se está viendo. Pero la falta de educación es un problema que no corresponde solucionar a las Hermandades, eso está en cada casa, y se transmite de generación en generación. Qué le vamos a hacer. Yo me quedo con el recuerdo del Cristo de la Coronación de Espinas avanzando imponente, y de su Madre de Esperanza llegando dulce y suave en las retinas de este Domingo de Ramos, que no de descanso, de este Domingo de Fiesta, de este Domingo de la Semana de las Semanas, del Domingo del Tiempo.

Enhorabuena todos los hermanos de La Esperanza, y las gracias por llenar de Pasión otro año más el inicio de la Semana Santa carmonense. En sus corazones comienza de nuevo el otro tiempo, el de la espera, el de un año cargado de trabajo, hasta que llegue de nuevo el Domingo en el que no se descansa: nuestro eterno, Esperanzador y Coronado DOMINGO DE RAMOS.

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