26 mayo 2015

¿Y QUÉ PASA SI NO....? (A por la Cuarta)

Pon a hervir la sangre roja, Sevilla. La de las grandes noches de gloria que muchos sevillistas ni imaginábamos poder haber vivido. Soñarlas sí, porque tu escudo se forjó a golpe de sueños, y en tu cien cumpleaños nos enseñaste que a veces, sólo a veces, muy contadas veces... los sueños se cumplen. 

Baila con el balón en Varsovia al son de la polka de tu guerrero de nombre impronunciable. Vuelva a meternos en la retina aquel gol que nos cambió la vida, y los cuatro que nos hicieron vivirla. Vivirla con aquel cabezazo de Luis Fabiano, con aquel zurdazo y aquel fusilamiento de "il cappo", con aquella tijereta del gigante de Mali.

Vuelve a traernos la lluvia de aquella carrera de Adriano y aquel pase del "duende" que solo tuvo que empujar de nuevo "la pantera". Vuelve a lanzarnos al vacío medio metro sobre el suelo aquellas tres veces que voló el capitán Andrés, cuando mi feria se iluminaba de farolillos, y Glasgow hablaba sevillano.

Deja que luego pase el calendario con copas "reales" y supercopas nacionales. Y regresa de nuevo para extender tu bandera del centenario, esa "sábana pintarraqueá" que decían algunos y que se ha vuelto más Santa que la de Turín. Aquella ciudad donde bailamos un fado con la mano de Beto y la pierna maltrecha de un francesito que volvió a recuperar la historia de amor con nuestra copa.

Hierve tu sangre roja, Sevilla. Roja como la camiseta que luchará por besarla otra vez, por hacernos gritar de alegría, llorar de emoción, abrazarnos a desconocidos, saltar, cantar, y bailar la polka. Ponla a hervir que quedan horas para poder levantarla de nuevo.. y si no se levanta ¿qué pasaría?...

¿Es que lo dudas, Sevilla? ¿Te lo cuento? ¿Qué pasa si no ganamos la final?¿Qué pasa si la copa no vuelve a la ciudad y a la afición que más la quiere? Pueden pasar muchas cosas. Una de ellas puede ser que una pequeña parte de Sevilla saque la botella de champán que le quedó de ayer, para con su clase y categoría, celebrar nuestra derrota.Puede pasar que ahora crean que vamos en declive, o que la temporada ha sido un fracaso. Puede pasar que el equipo se rompa... pueden pasar todas esas cosas. Más de uno estará deseando que pasen, pero ¿sabes qué? No creo que eso pase si no hay cuarta. Porque ya no somos aquellos que se conformaban con que el Sevilla quedara por encima del octavo puesto, ahora esos son otros.

Porque ya no somos aquellos que pinchaban cuando a la vista se nos ponía un horizonte de gloria. Ya no somos aquellos que salimos a la calle por un descenso administrativo, o que lloramos desconsolados en Oviedo. Ya no somos aquellos que llenábamos el Ramón Sánchez-Pizjuán a las doce del mediodía. Ya no somos aquellos... y lo seguimos siendo.

¿Sabes por qué, Sevilla? Porque la grandeza se obtiene sin vivir del pasado, pero sin olvidar de dónde se viene, lo que se ha pasado y lo que se ha sufrido. La grandeza se obtiene dejando atrás en la carretera, la parada obligatoria de una rivalidad que ya se nos quedó muy pequeña y que muchos se empeñan en recordar, necesitan recordar para darle algo de sentido a su afición por otro equipo y a sus propias vidas.  La grandeza es saber que ya no somos aquellos, pero seguimos siendo los mismos. Los que hubieran firmado en junio del año pasado dejar las cosas como están. Con récord puntos y victorias, con nuestra décima clasificación europea en once años, con otra final europea a la que hay que llegar, y con muchas noches de gloria y de risas. Yo lo firmaba otra vez si no ganamos la copa, pero tú pon a hervir tu sangre, Sevilla.

Vuelve a emocionarme sin llorar porque ya no me quedan lágrimas. Hazme celebrarlo con la tranquilidad de quien celebra una bendita rutina, que ya estamos hasta acostumbrados a tus finales. Porque esa copa nos quiere, está a gusto aquí, como todo extranjero que viene y pisa tu suelo, se bebe tu alma en oro líquido, y te besa a la orilla del río, y te saborea en "la gloria del jamón con esas vetas blancas a los laos que parece la bandera del Sevilla", que decía Barbeito en su pregón.

Tráela de vuelta, Sevilla, pon a hervir la sangre roja, y disfruta las mieles del éxito, que de los fracasos ya nos ocupamos nosotros para decirte que te queremos igual. Y si no la traes... no pasa nada, pero tráela para que pase, para que vuelvas a hacer a más de la mitad de Sevilla la más feliz de Europa, la que más llora de alegría, la que más quiere a esa copa. Pon tu nombre en lo más alto de su base que vas a ser el primero, Sevilla, que pueda ponerlo cuatro veces. Yo no estoy nervioso, estoy confiado en que los guerreros de Nervión saldrán a por todas... tú solo pon a hervir tu sangre roja, y regálanos otra noche memorable, que quiero acabar como acabé las anteriores... llorando de alegría... mientras grito tu nombre....




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